El área de psicología tiene como propósito, fortalecer en el alumno el desarrollo de las competencias psicosociales y psicoafectivas para favorecer el logro de los aprendizajes. Las acciones del área se fundamentan en el enfoque sistémico. Recordemos que éste enfoque plantea que todo individuo se desarrolla y aprende dentro de sistemas estructurados (familia, escuela, comunidad) en donde cada uno de los elementos, afecta el comportamiento de los demás en relaciones circulares generándose aprendizajes derivados de las interacciones sociales. Los contextos en dónde el área de psicología apoya con estrategias y sugerencias son: escuela, aula y familia. Las estrategias de apoyo se derivan del proceso de evaluación diagnóstica inicial, entrevista a padres de familia y observación participativa en los diferentes contextos.
Dentro del contexto escuela-aula, se realiza un análisis sistemático del mismo, a fin de determinar que factores vinculados al desarrollo de las competencias socioemocionales favorecen u obstaculizan el acceso del niño al proceso enseñanza-aprendizaje. Se lleva a cabo con la finalidad de proponer y generar apoyos pertinentes que favorezcan la consolidación de dichas competencias y facilitar el logro de los aprendizajes en el alumno. El trabajo se realiza de manera colaborativa y coordinada con el maestro de grupo, de acuerdo a las barreras identificadas en el proceso de evaluación diagnóstica.
A continuación, se describen las principales funciones que un psicólogo puede desempeñar en este contexto:
Realizar evaluaciones diagnósticas para identificar las necesidades específicas de cada persona, incluyendo:
Evaluación del nivel cognitivo.
Evaluación emocional y conductual.
Identificación de habilidades adaptativas y áreas de fortaleza.
Detección de posibles trastornos asociados (por ejemplo, trastornos del espectro autista, déficit de atención, ansiedad, etc.).
Colaborar con otros profesionales (terapeutas ocupacionales, fonoaudiólogos, médicos) para una evaluación integral.
Diseñar e implementar programas de intervención psicológica individualizados, considerando las características y necesidades de cada usuario.
Trabajar en la modificación de conductas desafiantes o disruptivas mediante técnicas basadas en la evidencia, como el análisis conductual aplicado (ABA).
Fomentar el desarrollo de habilidades sociales, emocionales y de comunicación.
Aplicar estrategias de manejo de emociones y regulación emocional.
Brindar orientación y asesoramiento a las familias sobre cómo abordar las necesidades de sus hijos o familiares con discapacidad.
Ofrecer espacios de contención emocional para los cuidadores, quienes pueden enfrentar estrés, ansiedad o agotamiento.
Capacitar a las familias en estrategias de manejo conductual y enfoques inclusivos para mejorar la calidad de vida del usuario.
Implementar actividades que fomenten el desarrollo cognitivo, emocional y social de los usuarios.
Promover la autonomía y la independencia funcional en la vida diaria.
Facilitar la integración social y laboral, cuando sea posible, mediante programas de habilidades pre-laborales o de inserción comunitaria.
Participar en reuniones de equipo para discutir el progreso y ajustar planes de intervención según sea necesario.
Actuar como puente entre el centro y otros servicios externos (escuelas, hospitales, instituciones de salud mental).